Los pocos ladrilleros que quedan dentro de la mancha urbana aún están a la espera de que el ayuntamiento los reubique como ocurrió con otros compañeros suyos que ya se encuentran en los lotes ubicados en el desierto.
De acuerdo con Ramón Gómez quien tiene alrededor de 10 años en el negocio del tabique, aún el ayuntamiento no le ha dado luz verde para cambiarse a los terrenos que se encuentran en el sur de la ciudad.
“No sé cuando me dirán eso, quizás ahora que están las elecciones y que busquen el voto (ríe), pero no sé cuándo sucederá”.
Dijo que ya en la zona donde se encuentra (Benjamín Flores entre 18 y 19) ya solo quedan un par de ladrilleras y que esperan su turno para irse a la zona de reubicación.
“Aquí cerca hay otra zona pero creo que ya no funcionan o bien están igual que yo; ya no somos muchos los que quedamos aquí”.
Comentó que a pesar de todo no le ha ido tan mal con la venta de su producto ya que vende cada mil ladrillos a mil 400 pesos y lo ha podido acomodar aunque no han sido ventas espectaculares.
Cabe señalar que uno de los logros de la actual administración fue el reubicar a varios fabricantes de ladrillos en terrenos ubicados al sur de la ciudad, esto con el fin de reducir los índices de contaminación en la ciudad pero no todos alcanzaron espacio en ese lugar.
El plan es adquirir otro terreno amplio con el fin de poder llevarse a quienes faltaron pero hasta el momento no se ha sabido de avances en el programa.
Comentó Gómez que mientras no le den el espacio, no tiene pensado moverse de dónde se encuentra en donde no ha tenido problema alguno con los vecinos por el asunto de la contaminación.
De acuerdo con Ramón Gómez quien tiene alrededor de 10 años en el negocio del tabique, aún el ayuntamiento no le ha dado luz verde para cambiarse a los terrenos que se encuentran en el sur de la ciudad.
“No sé cuando me dirán eso, quizás ahora que están las elecciones y que busquen el voto (ríe), pero no sé cuándo sucederá”.
Dijo que ya en la zona donde se encuentra (Benjamín Flores entre 18 y 19) ya solo quedan un par de ladrilleras y que esperan su turno para irse a la zona de reubicación.
“Aquí cerca hay otra zona pero creo que ya no funcionan o bien están igual que yo; ya no somos muchos los que quedamos aquí”.
Comentó que a pesar de todo no le ha ido tan mal con la venta de su producto ya que vende cada mil ladrillos a mil 400 pesos y lo ha podido acomodar aunque no han sido ventas espectaculares.
Cabe señalar que uno de los logros de la actual administración fue el reubicar a varios fabricantes de ladrillos en terrenos ubicados al sur de la ciudad, esto con el fin de reducir los índices de contaminación en la ciudad pero no todos alcanzaron espacio en ese lugar.
El plan es adquirir otro terreno amplio con el fin de poder llevarse a quienes faltaron pero hasta el momento no se ha sabido de avances en el programa.
Comentó Gómez que mientras no le den el espacio, no tiene pensado moverse de dónde se encuentra en donde no ha tenido problema alguno con los vecinos por el asunto de la contaminación.
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